El Príncipe de Asturias a Raúl, ¿en serio?

La polémica suscitada en estos días acerca de si Raúl lo merece es el ejemplo perfecto de la incoherencia de un galardón que vive al día, cuyas reglas no las entienden ni unos jurados que se mueven en función del momento mediático que vivan los posibles ganadores.

Raúl González Blanco, capitán del Real Madrid, sería un digno Príncipe de Asturias. No voy a discutir sus cualidades como futbolista, ni como persona, ni como icono, ya no sólo del madridismo, sino del fútbol mundial. Pero, ¿son más meritorios estos años a primer nivel, siempre expuesto por jugar en un club como el Real Madrid en plena sociedad de la información, que los de Alfredo Di Stefano? Ambos son futbolistas, uno en activo y el otro retirado. Ambos tienen a sus espaldas una trayectoria prácticamente impecable, y ambos gozan con el cariño generalizado del mundo deportivo. Sin embargo, ninguno de los dos tiene el premio en su haber, todavía. El caso de Raúl se justifica en que todavía está jugando, que no ha llegado a su límite y que tiene casi tantos admiradores como detractores. Pero, ¿como se explica que Di Stefano a sus 82 años, con múltiples títulos a sus espaldas (cinco Copas de Europa, por ejemplo) aún no lo haya ganado? La respuesta es que el fútbol está claramente marginado de estos premios, algo que debería cambiar si realmente aspira a ser un galardón para todos los deportes.

Sin duda, el caso más flagrante es el de Ángel Nieto. El mejor piloto de motociclismo de la historia de nuestro país es uno de los eternos nombres de ‘candidatables’ para el Príncipe de Asturias de los deportes, y sin embargo, todavía no lo tiene. ¿Qué más tiene que hacer este zamorano de nacimiento y madrileño de adopción? Ganó 12+1 campeonatos del mundo de motos, y su récord de victorias estuvo vigente hasta el año pasado, cuando lo batió Valentino Rossi. Si por méritos deportivos es, está claro que Nieto merece este premio, sobre todo teniendo en cuenta que Sito Pons, bicampeón de 250cc, lo ganó en 1990 con un palmarés bastante inferior al del veterano piloto.

Las contradicciones en el Príncipe de Asturias de los deportes han sido una constante. Ejemplos de ello: Fernando Alonso, antes de ser campeón, ya tenía el premio en sus manos; Michael Schumacher, con siete campeonatos en su haber, no lo ganó hasta que se retiró. Rafa Nadal lo ganó el año pasado, tras un espectacular año en el que alcanzó el número uno; Roger Federer, que lo ha sido todo en el tenis y que aún sigue estando en primera línea, no lo tiene. Y podríamos seguir con la lista de despropósitos ad infinitum.

Yo propongo desde aquí cinco candidatos: Ángel Nieto, Alfredo Di Stefano, Roger Federer, Michael Jordan (¡no tiene un Príncipe de Asturias el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos!) y Manolo Santana. ¿Y Raúl? No, Raúl no. No antes que estos anteriores.(By David Sánchez)