Jurassic Park VII: The Velociraptor's fate

¡Hoy las ciencias adelaaantan que es una barbaaaridad! ¡que es una brutalidad! ¡que es una barbaridad! ¡que es una bestialidad!
Como dirían don Hilarión y don Sebastián, hoy podemos maravillarnos también nosotros. Los adelantos tecnológicos nos permiten desenterrar e incluso descubrir hechos asombrosos. Es el caso de... (fanfarria misteriosa)... Jurassic Park VII: The Velociraptor's fate.

Hace Eones, mucho antes del infierno, antes de la llegada del ser superior, habitaba el Giligilsaurus devorando entrenadores, vicepresidentes y periodistas. Ya entonces ramoneaba el Velociraptor, muy inocente eso sí. Sin embargo su destino estaba marcado como un augurio sangriento sobre una zamarra blanca. Todos conocemos los restos fósiles de la cantera atlética donde se vieron los primeros vestigios del innombrable:

Allí se crió el pequeño lagarto, admirando a sus ídolos, alguno de los cuales tuvo la desgracia de cruzarse con él:

Quien le iba a decir a Schuster que aquel mequetrefe le iba a arruinar su futuro. El indomable germano sería víctima de ese monstruito. Ya extintos, el único que sobrevive de aquellos tiempos, es el Velociraptor. Aunque ya parece más un camaleón por sus desapariciones, sigue jugando unos pocos minutos como hoy, en los que ha tenido tiempo para protagonizar dos gifs sobre su ultravelocidad y su hobbie de dar palmitas. Ello le ha conferido un poder omnímodo que obliga a que el otrora diario Marca lo mencione hasta en cinco ocasiones en una sola portada, dedicándole además la mayor tipografía:
Las víctimas que le han huido y sobrevivido, no dudan en afirmar lo peligroso de enfrentarle. Así que ya sabéis, tened cuidado de no toparos con su infausto destino.